En Grupo Sherco estamos ya planteándonos cómo será la hostelería tras la pandemia, o lo que es lo mismo, qué características tendrá el nuevo hotel que triunfará tras el Covid. Necesitamos entender el perfil del cliente que llegará y sus necesidades, para adelantarnos y lograr que la siguiente oleada, esta vez de inmunidad y recuperación, nos pille bien preparados para recibirle. Para ello, nada mejor que echar la vista atrás y tratar de aprender de la Historia.
Las pandemias y guerras devastadoras existen desde que el mundo es mundo y son lecciones dolorosas de las que debemos aprender.
No obstante, también aportan enseñanzas positivas: después de las grandes crisis siempre sale el sol.
El ser humano tiene una excelente cualidad, la de adaptarse y reponerse más tarde o más temprano después de sus grandes tragedias.
¿Por qué tras el Covid podría llegar un nuevo boom turístico?
Porque en el pasado así ocurrió.
La peste de Justiniano en el Imperio Bizantino, la peste negra en la Edad Media, la viruela (dramática durante el XVIII), o la mal llamada gripe española (1918-1920) transformaron las sociedades en las que surgieron y muy probablemente variaron el curso de la Historia.
Pero, si algo tuvieron en común estas pandemias es que, tras su devastador paso, fueron seguidas por años de prosperidad e inversión, en los que reinaba un general ambiente optimista y halagüeño.
Todo el mundo quería olvidar los sufrimientos y malos años pasados; el afán de diversión era insaciable.
La Historia nos enseña que tras épocas de profunda crisis (guerras, pestes, calamidades naturales…) surge en el ser humano un ansia especial de diversión. Se quieren dejar atrás los malos tiempos y, por el efecto péndulo, se intenta vivir deprisa. Por ello los años post-crisis suelen ser muy buenos para el turismo y la hostelería.
Tras los años aciagos de la I Guerra Mundial y la mal llamada Gripe Española, el mundo occidental conoció una ola de prosperidad e inversiones públicas y privadas. Fue el despuntar del turismo, incluso de los grandes viajes transcontinentales.
Los felices años 20
Fijémonos, como muestra, en los llamados “felices años 20”. Superada la gran pandemia (en la que murieron entre 50 y 100 millones de personas de todo el mundo) y la Primera Guerra Mundial, que dejó unos 17 millones de muertos adicionales, la gran mayoría jóvenes soldados) se instauró en muy pocos meses una época de gran actividad, avances tecnológicos y fuertes inversiones en la construcción y en la industria.
Y esa prosperidad económica se trasladó a la hostelería.
De nada sirvieron las leyes restrictivas al alcohol (la famosa Ley Seca estadounidense): los locales de ocio nocturno, las fiestas en hoteles y salas de lujo o los restaurantes de variedades se multiplicaron en las grandes ciudades de toda Europa y EEUU, que colgaban el cartel de “lleno” cada noche (y no sólo durante el fin de semana).
Se levantaron grandes edificios, rascacielos y todo tipo de obras públicas y Occidente (también España) conoció su primer boom turístico.
Se normalizaron, incluso, los viajes trasatlánticos entre la clase alta e intelectual.
En nuestro país en los años 20 se levantó la red de Paradores, una extensa red de carreteras, se modernizó el ferrocarril, se popularizaron los cruceros, el parque automovilístico se duplicó en seis años, o incluso llegó la electricidad al mundo rural.
Eso hizo que fueran muchos los turistas los que, influidos por los artistas de la época, buscaran una vuelta a las raíces y visitaran muchas ciudades y monumentos españoles.
Tras la enfermedad y la guerra, llegó el turismo
Se trataba del surgimiento de un fenómeno novedoso, el del veraneante, reservado entonces, eso sí, a la clase económicamente más pudiente. Ejemplo de ello eran los pasajeros del que fue uno de los primeros barcos del gran lujo español, el “Reina María Cristina”. Pertenecía a la Compañía Transatlántica Española, y cubría la ruta Santander-Southampton.
Es fácil imaginar el éxito rotundo de esta ruta, teniendo en cuenta que la aristocracia procedente de Madrid, Barcelona y otras grandes ciudades venía instalándose todos los veranos desde finales del XIX en sus casas solariegas norteñas.
El aliciente no era sólo pasar unos días en Inglaterra, sino disfrutar de una auténtica experiencia vacacional y social del lujo donde las grandes fortunas y títulos se relacionaban, establecían alianzas, disfrutaban y a veces se enamoraban en estos primeros cruceros de lujo.
La revista Cosmópolis publicaba sobre el Reina María Cristina en 1928: “bailes a bordo, orquestas, cinematógrafo, piscina… hacen que los pasajeros prefieran permanecer en el suntuoso hotel flotante”.
También tras la Primera Guerra Mundial comenzaron a funcionar las primeras líneas aéreas civiles en Estados Unidos y en Europa.
En España la primera línea en entrar en funcionamiento fue la que unía Sevilla y Larache en 1921. Iberia se puso en marcha en 1927 con línea Madrid-Barcelona fletando aviones de diez plazas.
Nuevas fortunas, nuevo lujo
Todo parece indicar, por tanto, que al igual que ocurrió en aquellos años post-crisis, la economía renacerá.
Es cierto que 2020 fue un año aciago para la economía mundial, pero en medio de la debacle, 20 empresas han ganado en capitalización bursátil más que nunca. Es fácil adivinar cuáles: la mayoría son tecnológicas, pero no perdamos de vista a las farmacéuticas, las biotecnológicas, los fabricantes de drones, las compañías logísticas…
Algunos sectores han salido más fuertes de lo que entraron, y eso generará una serie de nuevos clientes turísticos que demandarán servicios de hostelería de calidad (independientemente de su nivel económico), bien sea de negocios o de placer.
España siempre ha sido una potencia turística de primer orden y seguirá siéndolo.
Cuesta imaginarlo, pero desde Grupo Sherco apostamos por un renacer del turismo con fuerza tras la pandemia.
¿Y tú? ¿Cuál es tu visión acerca de este tema? ¿Quieres participar en nuestro debate? ¡Esperamos tus comentarios!
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